Dramaturgia y dirección: Gustavo del Río
La obra está basada en la vida y obra del más famoso falsificador de cuadros del siglo XX, Elmyr de Hory, un genio de la pintura que estuvo afincado en Ibiza los últimos años de su vida. Homosexual y judío, fue deportado por los nazis y, acabada la guerra, trató de hacer valer su maestría como pintor en Paris. Allí descubrió que sus labores como falsificador le reportarían mucho más dinero. Recorrió medio mundo y los cientos de reproducciones que dejó tras de sí supusieron el inicio de una investigación por parte del FBI: era imposible saber si los cuadros eran o no auténticos… Las falsas apariencias, lo que es verdad y lo que es mentira, la importancia de la marca y de la búsqueda de una identidad propia son temas que atraviesan su vida y su muerte.
Una puesta en escena donde se explora la complicidad entre los códigos del cine y los del teatro, un lenguaje directo y una propuesta comprometida con el aquí y el ahora sirven para seguir haciéndonos la pregunta: ¿Qué es verdad y qué es mentira?
Una visión desde el teatro como lo hizo Orson Wells en su película Fraude desde el cine.