Coreografía y dirección: Arturo Parrilla
La idea que nos inspira es la de habitar los espacios que surgen de una obra escultórica.
El objeto en sí no nos interesa, sino los huecos que hay en él, lo que no vemos de la escultura. De esos espacios vacíos parte todo el lenguaje que proponemos.
Un vano es un hueco libre por el que cruzar a otro lugar, o desde el que observar qué hay al otro lado. Un vano puede ser una promesa, una pregunta, una decisión o un retrato. Un vano puede ser una puerta hacia fuera o hacia dentro. Y vano es también lo ineficaz, lo inútil, lo inoperante, lo infructuoso. Cuántos pensamientos y vivencias cargadas de fuerza y de belleza permanecen en la intimidad de una persona quedando inadvertidas para la mayoría.
Es ahí donde comienza nuestro camino, en ese espacio vacío, en ese momento intrascendente para el mundo, en el vano, en vano.