Dramaturgia: El Conde de Torrefiel
Dirección: Olatz de Andrés
Alguien va a una ciudad y se encuentra una escultura clásica junto a un rascacielos.
Dos construcciones separadas por 1.000 años y no pasa nada.
La acumulación de la Historia provoca que, poco a poco, el pasado no importe y el presente tenga todo el interés.
Pero el presente es sutil y frágil.
Parece que ningún acontecimiento tenga ahora el peso que debería tener…¿Cuántas personas han estado en el Partenón, han pisado el TajMahal, han visto las serpientes en la cabeza de Medusa? ¿Cuántas han escuchado algo sobre Adán y Eva? Muchas.
Según el siglo, cada uno se ha contado a sí mismo su propia historia para explicarse por qué está donde está.
Pero el Cielo, que nunca desaparece y nos sobrevive a todos, observa sorprendido desde arriba nuestra saturación de modelos y referencias. Y las mismas historias se repiten una y otra vez, ya sea montando a caballo con una túnica blanca o con un chándal viajando en un avión de RyanAir. Y el Cielo ríe, porque, de alguna forma, esta es la historia trágica de las personas…
La pieza indaga en el mito para descubrir cuál es su vigencia hoy. El mito entendido como un sistema que organiza la información para contar algo.
En concreto se centra en el mito de Perseo, que fue enviado por Atenea a cortar la cabeza de Medusa porque ésta tenía el poder de petrificar el movimiento y los cuerpos de las personas a través de la mirada.